domingo, 17 de julio de 2011

Ámsterdam: mi mejor paisaje urbano

 
Ámsterdam es el paisaje urbano más bello que he conocido, por eso es una de mis ciudades favoritas. Canales flanqueados por árboles, casas antiguas y estrechas de cuatro pisos con buhardilla, pontones y un mar de bicicletas. Un casco antiguo con forma de tela de araña hecha de canales. Puentes con barandilla de metal y faroles… 


Ámsterdam es muchas cosas, un jardín de tulipanes, una ciudad cosmopolita con clase, y también el paraíso de los ciclistas. Alquilar una bici en Amsterdam es un enorme placer. Los coches, los tranvías…todo se detienen a tu paso. Qué maravilla recorrer una rotonda y ver que todos te dejan pasar primero.

También es una de las capitales de la libertad, donde se tolera la droga, se asume que hay personas homosexuales, la prostitución es legal y parece que el respeto de los derechos humanos es algo cotidiano. Las chicas bromean y le toman el pelo a los polícías, y no pasa nada; en los coffee shop se pueden tomar drogas blandas, pero está prohibido beber alcohol; hay un museo del sexo...

 
Los canales están llenos de casas-barco, naves hechas para ser habitadas, no para navegar. Acondicionadas con jardineras, terrazas y todas las comodidades de una casa.

La cocina típica de Holanda es la indonesia, deliciosamente picante. Es fácil encontrar restaurante indonesios excelentes, llenos de sabores exóticos, de sorpresas para el paladar, de picante y del mejor antídoto, la ralladura de coco.

Ámsterdam es la ciudad con las escaleras más empinadas que conozco. Las casas tradicionales son muy estrechas, no hay ascensor y el aprovechamiento del espacio fuerza a que las escaleras tengan pendientes imposibles, al subir se puede uno apoyar en los escalones de más arriba solo extendiendo el brazo. En algunos hoteles hay una pequeña grúa con un gancho que baja por el hueco de la escalera para subir los equipajes.


Se dice  que Dios creó el mundo, y los holandeses crearon Holanda, tanto es el territorio que ganaron al mar. El aeropuerto de Schiphol está a 4 metros bajo el nivel del mar. La humedad y un terreno llano por el que el viento corre a sus anchas hace que sea uno de los países donde más frío se pasa en invierno.


La ciudad está llena de rincones encantadores: el mercado de las flores, la estación de tren, las tiendas especializadas, los parque frondosos y subyugantes.
     

Cosmopolita, tolerante, ciudadana, progresista y ordenada, una de las ciudades más abiertas que hay y que menos se inmiscuye en la vida de sus ciudadanos. Ciudad de aluvión, ciudad de mezcla, mestiza e híbrida, tolerante, tranquila. Ámsterdam.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

martes, 12 de julio de 2011

Roma: penumbra y laurel

Plaza de España

Roma es una ciudad lluviosa, de paragüas y gabardinas, de plásticos y chubasqueros. Una ciudad de calles estrechas y laberínticas; una ciudad llena de motos y coches veloces que el peatón debe esquivar cada vez que cruza la calle. 

Una calle romana

Una ciudad de casas pintadas de colores cálidos, rojos, amarillos, naranjas, de innumerables iglesias, grandes templos algo abandonados, barrocos y polvorientos, vagamente sucios, pero bellos; una ciudad poco limpia, sí, con pocas papeleras y muchos papeles, con hoteles de muchas estrellas que esconden pensiones de tercera. 

Fuente de Bernini

Una ciudad de hermosas fuentes de mármol, con casi treinta siglos de Historia. Roma es la ciudad de Mitra, la capital etrusca, es el foro romano y el centro de su imperio, la urbe de las ruinas romanas. Es también la ciudad del barroco, de Bernini, Caravaggio y Miguel Ángel. Una ciudad sobre colinas, ciudad de escalinatas, escalones y pendientes. Su toponimia resuena en la memoria y sirve de origen a mil nombres: Palatino, Capitolio, Panteón, Domo, Farnesio, Médici...

Recuerdo largos paseos nocturnos, por calles en penumbra, poco iluminadas, entre sombras y laurel oloroso. También me acuerdo de la Fontana di Trevi, hermosa, llena de luz, un mar de mármol que te invade a la vuelta de una esquina. Y el Panteón, un momunento romano que parece futurista, de ciencia-ficción.  Una cúpula con un agujero, el oculo, en el centro.


 Entrada al Panteón
      
Una ciudad de gente extrovertida, expresiva, gesticulante, exagerada y amable, cariñosa y educada. Una ciudad de andar por casa, algo anticuada, católica hasta el exceso, alegre, llena de vida, amable, mediterránea y romántica.
Roma es una ciudad llena de defectos, apasionada y maravillosa, que te roba le corazón y te convence, casi sin que te des cuenta, de que sería bonito vivir en ella.


Publicado por Antonio F. Rodríguez.

martes, 5 de julio de 2011

Presentación

Ulises y Telémaco, grabado de John Flaxman


Éste es un blog de viajes, de un viajero que disfruta cualquier desplazamiento, hasta el más simple, como puede ser ir en una excursión de un día a un pueblo cercano. De alguien que intenta modestamente seguir la estela de Ulises, el mito del héroe viajero que trata de alcanzar su meta, la bella Ítaca, pero en el camino aprende innumerables cosas. Como dijo el poeta Constantino Cavafis:

 
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Viajar para aprender, para conocer mejor el mundo, para conocerse a uno mismo. Para vivir más intensamente. Siempre deambulando con los ojos muy abiertos, eterno aprendiz de Ulises.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.